ALIMENTOS ORGÁNICOS
EL AGUA:
Nuestros productos orgánicos nacen en suelos ricos en minerales, nutridos por aguas de deshielo cristalinas, reconocidas entre las más puras del planeta.
Cada gota que fluye desde los glaciares patagónicos recorre rocas milenarias y tierras vírgenes, cargándose de minerales esenciales y aportando vida, sabor y autenticidad a cada cultivo.
LA TIERRA:
Nuestro secreto está en el fertilizante natural de oveja, que se considera uno de los abonos más equilibrados del reino animal.
Su riqueza en nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), sumada a micronutrientes esenciales como azufre, hierro, manganeso, zinc y cobre, lo convierte en un fertilizante ideal para distintos cultivos.
Estos nutrientes enriquecen los suelos, fortalecen las raíces y potencian sabores únicos, respetando siempre los ciclos que dicta el clima austral.
Aquí, la naturaleza enseña, y cada alimento es fruto de armonía entre el suelo, el agua y la vida patagónica.
VEGETALES:
Visitar el Fundo Don Gerardo no es solo recorrer un campo:
es conectarse con la cultura rural patagónica, aprender cómo los suelos y su fertilidad natural dan vida a alimentos con historia y carácter, y comprender que cada sabor es el resultado de años de convivencia entre la naturaleza y quienes la cuidan.
Aquí, la tierra enseña, la tradición guía, y cada producto es una lección de sostenibilidad.
Nuestro invernadero, donde el abrigo del clima austral permite un crecimiento óptimo, brotan lechugas frescas, cilantro aromático y orégano de intenso perfume, cultivados sin químicos y regados con aguas de deshielo puras.
En la huerta al aire libre, las papas y zanahorias crecen en tierras ricas en minerales y abonadas con estiércol natural de oveja, que potencia su sabor y valor nutritivo.
Tradición Patagónica:
El asado de cordero al palo es mucho más que una comida; es una experiencia que conecta con la esencia de la Patagonia. Preparado con corderos de raza Corriedale, criados en libertad entre praderas limpias, agua pura y aire austral, este plato representa el sabor auténtico del campo austral de Chile.
El proceso comienza al ensartar el cordero en un asador vertical y ubicarlo frente a las brasas, donde se cocina lentamente durante horas. El calor parejo del fuego y la paciencia del asador permiten que la carne quede tierna, jugosa y con ese dorado inconfundible que despierta todos los sentidos.
El asado al palo es sinónimo de encuentro y celebración. Reunir a familiares y amigos en torno al fuego, compartir historias mientras el aroma del cordero invade el aire, es parte de una tradición que une generaciones y mantiene viva la cultura ganadera de la Región de Aysén.
Disfrutar de un asado de cordero al palo es degustar la historia, la naturaleza y la hospitalidad patagónica en su plato más típico.
